CERREMOS FILAS COMO UN EJÉRCITO EN ORDEN DE BATALLA, UNA BATALLA DE PAZ Y ALEGRÍA.








OREMUS PRO BEATISIMO PAPA FRANCISCUS.

OREMUS PRO BEATISIMO PAPA FRANCISCUS DOMINUS CONSERVET EUM, ET VIVÍFICET EUM, ET BEATUM FACIAT EUM IN TERRA, ET NON TRADAT EUM IN ANIMAM INIMICORUM EIUS. (Enchiridion Indulgentiarum) "Diariamente ha de ocupar un lugar de primer orden en nuestras oraciones la persona del Romano Pontífice, su tarea en servicio de la Iglesia universal, la ayuda que le pestan sus colaboradores más inmediatos... porque es abrumador el peso que, con solicitud paterna, ha de llevar sobre sí el Vicario de Cristo: si onsideramos en la presencia de Dios, si advetimos -no es dificil, al conocer comentarios de la prensa laicista, de otros medios de comunicación, etc.- la resistencia conque le combaten los enemigos de la fe; si conocemos la presión de los que abominan del afán apostólico de los cristianos y se oponen a la tarea evangelizadora que impulsa constantemente el Papa, pediremos fervientemente al Señor que conserve al Romano Pontífice, que lo vivifique con su aliento divino, que lo haga santo y lo llene de sus dones, que lo proteja de modo especialísimo" (Francisco Fernández Carbajal: Hablar con Dios, Tomo III, Ediciones Palabra, Madrid 1988, p. 380)
PAPA EMÉRITO BENEDICTUS XVI Joseph Ratzinger 19.IV.2005 - 28.II.2013

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Recoleta, Capital Federal, Argentina
Historiador. Profesor Titular de Historia de la Cultura y del Derecho en el Seminario de Historia del Derecho del Doctorado en Ciencias Jurídicas y en la Carrera de Abogacía en la Pontificia Universidad Católica Argentina y Profesor Titular de Historia Constitucional Argentina en la UCALP:

lunes, 26 de enero de 2009

ORACION POR UNIDAD EXIGE GESTOS DE RECONCILIACION CRISTIANA


CIUDAD DEL VATICANO, 25 ENE 2009 (VIS).-El Papa presidió esta tarde en la basílica de San Pablo Extramuros, la celebración de las segundas Vísperas de la fiesta de la Conversión del Apóstol de las Gentes, al concluir la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos sobre el tema "Estarán unidas en tu mano" (Ez 37,17). Además de varios cardenales y obispos, participaron en la ceremonia, que este año coincidía con el bimilenario del nacimiento del Apóstol, representantes de las demás Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma.
Hablando de la conversión de San Pablo, el Papa afirmó en la homilía que "nos ofrece el modelo y nos indica el camino para ir hacia la unidad plena", que "requiere una conversión: de la división a la comunión, de la unidad herida a la unidad curada y plena".
La conversión del Apóstol de las Gentes, dijo, "no fue un paso de la inmoralidad a la moralidad, de una fe equivocada a una fe correcta, sino que fue el ser conquistado por el amor de Cristo: la renuncia a la propia perfección, la humildad de quien se pone sin reservas al servicio de Cristo para los hermanos. Y solo en esta renuncia a nosotros mismos, en esta conformidad con Cristo, estamos unidos también entre nosotros, nos convertimos en "uno" en Cristo. Es la comunión con Cristo resucitado la que nos da la unidad".
"La unidad que Dios da a su Iglesia, y por la cual rezamos, es naturalmente la comunión en sentido espiritual, en la fe y en la caridad; pero nosotros sabemos que esta unidad en Cristo es fermento de fraternidad también en el plano social, en las relaciones entre las naciones y para toda la familia humana. (...) En este sentido, la oración que elevamos en estos días, refiriéndose a la profecía de Ezequiel, se ha convertido también en intercesión para las diversas situaciones de conflicto que actualmente afligen a la humanidad".
Benedicto XVI señaló que "donde las palabras humanas son impotentes, porque prevalece el trágico sonido de la violencia y de las armas, la fuerza profética de la Palabra de Dios no disminuye y nos repite que la paz es posible, y que debemos ser instrumentos de reconciliación y de paz. Por eso, nuestra oración por la unidad y por la paz exige que sea corroborada con gestos de reconciliación entre nosotros los cristianos".
En este contexto, el Papa se refirió a Tierra Santa: "¡Qué importante es que los fieles que viven allí, así como los que van en peregrinación, ofrezcan a todos el testimonio de que la diversidad de los ritos y de las tradiciones no debe constituir un obstáculo al respeto mutuo y a la caridad fraterna!".
"En la legítima diversidad de las distintas posturas debemos buscar la unidad en la fe, en nuestro "sí" fundamental a Cristo y a su única Iglesia. Y así las diferencias ya no serán obstáculos que nos separen, sino riqueza en la multiplicidad de las expresiones de la fe común".
El Santo Padre recordó que un día como hoy hace cincuenta años, el beato Juan XXIII "manifestó por primera vez en este lugar su voluntad de convocar "un Concilio ecuménico para la Iglesia universal", del que se derivaron, entre otras cosas, "una contribución fundamental al ecumenismo, condensada en el Decreto "Unitatis redintegratio".
"La actitud de conversión interior en Cristo, de renovación espiritual, de una mayor caridad ante los demás cristianos ha dado lugar a una nueva situación en las relaciones ecuménicas. Los frutos de los diálogos teológicos, con sus convergencias y con la identificación más precisa de las divergencias que aún permanecen, impulsan a proseguir valientemente en dos direcciones: en la recepción de cuanto se ha alcanzado positivamente y en un compromiso renovado hacia el futuro".
Tras poner de relieve que "el horizonte de la unidad plena sigue abierto ante nosotros", Benedicto XVI terminó: "Se trata de una tarea ardua pero entusiasmante para los cristianos que quieren vivir en sintonía con la oración del Señor: "que todos sean uno, para que el mundo crea".

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